Acostado en el sillón, veía el cuerpo de Gabi en su cama. En realidad poseía una belleza que podía pasar desapercibida ante las hambrientas miradas, pero a mayor detenimiento, su personalidad definida de naturaleza simple, siempre congruente con su deseos, sin culpa aparente, la hacia en su entorno una mujer atrayente, jamás perseguía pretensión alguna, Atari nunca noto algún deseo de protagonismo en su persona, solo una marcada carga a mantenerse siempre consistente, elemento poco generalizado en el mundo, que ante el continuo cambio de deseos y motivación le otorgaba cierta calidad moral, si bien no para juzgar al menos para ser imparcial en su persona. Le daba rabia el solo pensar que esa mujer que hacia lo posible para mantenerse integra muy en contra de las tendencias, hubiera sido obligada a punta de pistola a romperse y mostrar su fragilidad, al punto de llegar a las lagrimas, a ella jamás le había gustado llorar, mucho menos en publico y lo había hecho solo por que alguien omitió cualquier tipo de respeto hacia su persona. Le nació un deseo de poder vivir, no solo por el, sino por ella, para encargarse que ningún pendejo tuviera oportunidad de obligarla a hacer algo que le desagrada.
Fantaseó un poco en un futuro con ambos, viejos después de una vida de ser valientes sin algún motivo para añorar el pasado, la vio en la playa en vacaciones de verano y desnudos, tocándole sus pequeños pero hermosos pechos, imagino sus pezones de piel suave, y por momentos olvido su molestia para concentrarse en desnudarla. La tenue luz generada en el cuarto de baño, apenas le era suficiente para notar un esbozo de su figura, no sabia si aun estaba despierta, y mientras metía su mano entre su pantalón, pensaba en acercarse a Gabi. Su imagen divertida siempre le había sido útil en la conquista, con mujeres donde establecía relaciones superficiales, pero ella era diferente, que podía tener el para ofrecerle, como competir contra Zega, se sabia mas atractivo pero no era una gran diferencia, casi cuestión de apreciación, en cambio Zega era apreciado como una buena persona, incluso humano, y el que podía decir a su favor.
Aquella noche se había quedado a dormir en su departamento después de ver lo nerviosa que estaba Gabi. Aun que en ese momento, el deseo de acercarse a ella y la incertidumbre de ser rechazado, lo tenia mas nervioso a el. Se sentía como un espía, un mirón, casi un pervertido. La culpa le hizo sacar la mano de sus bóxer. Pensó en que no había nada de malo en que durmiera a un lado de ella, lo había hecho un par de veces, incluso ella le ofreció dormir en su cama, sí las cosas salían mal tenia una buena justificación, así que después de un rato se armo de valor. Tomo su cobija y se acostó aun lado de ella, no podía esperar otra media hora para dar el siguiente paso, así que simplemente la abrazo. Ella aun no dormía, no podía sacarse de la mente lo “y si hubiera”, pero después de sentirle merodeando, pensó en que siempre le había gustado, cuando sintió que los brazos de Atari la rodeaban por la espalda, se dio la media vuelta quedando frente a su cara y le beso. Después de todo no haba nada mejor para quitar los nervios.
Fantaseó un poco en un futuro con ambos, viejos después de una vida de ser valientes sin algún motivo para añorar el pasado, la vio en la playa en vacaciones de verano y desnudos, tocándole sus pequeños pero hermosos pechos, imagino sus pezones de piel suave, y por momentos olvido su molestia para concentrarse en desnudarla. La tenue luz generada en el cuarto de baño, apenas le era suficiente para notar un esbozo de su figura, no sabia si aun estaba despierta, y mientras metía su mano entre su pantalón, pensaba en acercarse a Gabi. Su imagen divertida siempre le había sido útil en la conquista, con mujeres donde establecía relaciones superficiales, pero ella era diferente, que podía tener el para ofrecerle, como competir contra Zega, se sabia mas atractivo pero no era una gran diferencia, casi cuestión de apreciación, en cambio Zega era apreciado como una buena persona, incluso humano, y el que podía decir a su favor.
Aquella noche se había quedado a dormir en su departamento después de ver lo nerviosa que estaba Gabi. Aun que en ese momento, el deseo de acercarse a ella y la incertidumbre de ser rechazado, lo tenia mas nervioso a el. Se sentía como un espía, un mirón, casi un pervertido. La culpa le hizo sacar la mano de sus bóxer. Pensó en que no había nada de malo en que durmiera a un lado de ella, lo había hecho un par de veces, incluso ella le ofreció dormir en su cama, sí las cosas salían mal tenia una buena justificación, así que después de un rato se armo de valor. Tomo su cobija y se acostó aun lado de ella, no podía esperar otra media hora para dar el siguiente paso, así que simplemente la abrazo. Ella aun no dormía, no podía sacarse de la mente lo “y si hubiera”, pero después de sentirle merodeando, pensó en que siempre le había gustado, cuando sintió que los brazos de Atari la rodeaban por la espalda, se dio la media vuelta quedando frente a su cara y le beso. Después de todo no haba nada mejor para quitar los nervios.
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