Friday, January 12, 2007

Futura. McDowalds


Estaba decidido a robarse a Rodolph. Atari se sentía excitado con solo penar en la idea, el tener una causa le hacia sentir bien, como una persona diferente, alguien de quien pudiera sentirse orgulloso. Desde que había concebido la idea no podía dejar de pensar en ello; a ratos se imaginaba que todo aquello podría formar un gran escándalo, que su protesta saldría en los periódicos y que dentro de algunos años seria señalado ese momento como el incidente que detono toda una revolución social. Tenia la fantasía que en un futuro podría ser líder de un movimiento que lograra hacer una verdadera justicia social y que erradicara los terribles males a los que se veían expuestos. El tema le había proporcionado material suficiente para soñar por horas, y era eso, una historia fantástica antes que un gran complot, quizá su ultima gran fantasía.
Aquella noche vigilaba desde su unidad el movimiento en la calle. Había llegado desde las doce pe eme y debía quedarse hasta las tres a eme, igual que la noche anterior. Su idea era encontrar un patrón en el movimiento de la zona, a que hora pasaba la policía, el menor trafico en la calle y detalles sobre la seguridad en el McDowals. Claro que para soportar tres horas metido en la unidad móvil, se hacia acompañar de un buen churro, una cajetilla de cigarros y Gabi.
Una noche antes apenas se había fijado en el ambiente del lugar, había estado muy ocupado fajando con Gabi. Sin embargo había hecho su tarea: sabía que cerraban una entrada del estacionamiento, que no habían cámaras ni velador. Rodolph estaba ahí, sobre su banca con su enorme sonrisa y zapadores amarillos. ― Seguro te ríes por el dinero que sacas vendiendo esa mierda ―, cuando lo pensaba le entraba un sentimiento extraño, por que en el fondo sabia que a el le fascinaba comer sus hamburguesas con queso, para el no existía un lugar mejor para comer hamburguesas, cada vez que olía ese aroma que le recodaba las cajitas alegres que solía comer cuando niño se le abría el apetito.
Dentro de la unidad la situación era un poco tensa, por que habían tenido acercamientos físicos, pero jamás habían hablado al respecto. Solo eran situaciones que ocurrían y de repente le era mas simple desnudar la carne que las intensiones; aun que a el le fascinaba la idea de coger, no sabia si estaba enfermo o de que, y lo que menos le apetecía era poner en riesgo a alguien, mucho menos si era Gabi. Sabia que con un condon podía evitar problemas, pero después pensaba en las posibilidades de que se rompiera, o que sangrara un poco su encía al besarla, y eran ideas muy poderosas.
Gabi sentía un hormigueo en las piernas que aumentaba según la respiración de Atari se agitaba. Le agradaba su actitud, pensaba que de culpa, ― Tal vez culpa por estar con el amor de su amigo ― , y el pensar que muy en contra de su culpa el deseo que sentía por ella lograba vencer su voluntad, le fascinaba. El nerviosismo que sentía no era mas que el fruto de jugar con las posibilidades de esa noche. Atari había logrado hacerla sentir desconcertada, emocionada y le parecía excitante todas las locuras que se le ocurrían, algo que Zega jamás había logrado. Para ella robar a Rodolph no era mas que un juego, una fantasía que Atari de manera ingeniosa había inventado para ligarla y ella solo jugaba su papel, a veces mas atenta a su entre pierna que al desenvolvimiento de los planes.