Metido en una aventura, me quede buscando razones para una identidad cambiante.
Encontré pueblos de colores, habitados por hombres que en lenguas hablaban de mitos; escuche atento del ocelote, el señor de la vida y la muerte, el amor y el guerrero.
Sentí en la carne el respeto por los lugares sagrados, por las rocas perfectas de monte alban y mitla. Inhale el aroma del mole, chocolate, el amarillo y los condimentos.
En el Tule vi al árbol mas viejo del mundo, un luchador, un sobreviviente. Recordé mi casa, mis amigos y un amor.
Comí frutas dulces, chapulines, gusanitos , quesillo , frijoles negros y salsas.
Entonces supe que este es mi sueño.