El consejo de la Baja California me había llamado para formar parte de la gran farsa que cada año montaba en conmemoración de la gran inundación de Mexicali, realizaban mesas de trabajo donde invitaban a diferentes catedráticos para discutir sobre el por demás manoseado calentamiento global, la idea era hacer un análisis de la situación actual, revisar avances y tomar las medidas pertinentes. Dichas reuniones tenían mas de quince años; en todas había participado, aun que manejando diferentes posturas, primero como oposición de las políticas desarrolladas en la región ante el problema y en aquel momento como parte del consejo académico encargado de formular las nuevas políticas. Me había visto obligado a tomar el cargo, si deseaba conservar mi trabajo en la universidad del estado, y en aquel momento no era opción quedarse sin empleo, a mi al igual que a la mayoría, solo los pagos de las hipotecas me mantenía en el margen de los damnificados, reubicados y emigrantes, quienes comenzaban a ser tratados como salvajes, solo esos pagos me incluía entre quienes conservaban las pocas libertades que el estado proporcionaba al ser ciudadano de alguno de los fraccionamientos clasificados como ZOSE 2030.
La primera reunión a la que asistí, llegue con el reclamo de la perdida del 12% de la biodiversidad en la región, con la amenaza de aumentar hasta un 40% adicional. En aquel momento se decían preocupados, pero expresaban que tenían como prioridad salvar vidas humanas. En la última reunión que estuve los problemas de fondo seguían siendo los mismos, los países y zonas industrializadas habían disminuido el nivel de emisión de gases desde hace largo tiempo, pero movilizaban sus industrias altamente contaminantes a las zonas subdesarrolladas. Así mientras existían polis en las que no se expedía una emisión de carbón sin que estuviera controlada, nuestra realidad era que no se podía respetar ningún tratado internacional mientras la gente necesitara esos espacios, así continuaba la paradoja, pues a la gente con medios económicos que vivía en zonas industrializadas, no les interesaba lo que sucediera, pues tenia los medios para cuidarse del agresivo ambiente; como siempre eran los pobres quienes mas sufrían. Así a las zonas subdesarrolladas se les responsabilizaba por aumentar las emisiones en gases de invernadero a la atmósfera para imponerles sanciones económicas que financiaban investigación de alto nivel en dichas zonas, para desarrollar tecnologías bajas en carbono, que después con el pretexto de la cooperación internacional y con discursos sobre la eliminación de barreras tecnológicas, nos imponían estándares que nos obligaban a comprar sus nuevas invenciones.
En verdad todo era una gran farsa, no había ninguna resolución trascendental que tuviéramos la capacidad de tomar. Yo solo exponían mis resultados en bioindicadores, trabajaba con un modelo matemático que había propuesto cuando recién se inicio el problema, dicho modelo relacionaba la asimetría corpórea de algunas poblaciones de cangrejos, con respecto al nivel de perturbación del medio, y en la zona de montaña registraba el cambio en las comunidades vegetales, manejando un programa que desarrolle con Dra.. Ivette Sandoval, donde se media el nivel de perturbación tomando en cuenta factores como variación en comunidades vegetales y erosión, con respecto a la altitud, pisobioclimatico y edafología. A nadie le interesaba, pero se había puesto de moda que el jefe de gabinete en sus discursos hablara con datos científicos, así que mi investigación al igual que la de otros se hacia necearía para uso ornamental; a la opinión publica le venían muy bien ese tipo de detalles.
El tema medular en la reunión eran los salvajes, refugiados que se escapaban de la mano del estado. Al principio a los ciudadanos del ZOSE 2030 nos era conveniente, era obvio que sobraban humanos para el espacio y recursos limitados con los que se contaban, por lo que, si se perdían, dispersaban o revelaban, no teníamos ningún tipo de responsabilidad con respecto a su seguridad. En aquel momento los salvajes comenzaban a acumularse en las afueras de las ciudades, causaban destrozos y hacían cada vez mas difícil el transito de mercancías, mataban ciudadanos y destruirán equipamiento tecnológico. Se habían convertido en un verdadero problema, por lo que se proponía la construcción de nuevos muros, uno que dividirá la principal zona en conflicto al sur de Nueva Ensenada y en el este de Tekate, y una serie de construcciones acorazadas para proteger de manera interna la seguridad de los ciudadanos de ZOSE 2030, de los peligros de los habitantes y sus frecuentes motines y protestas. Esto convertiría en islas nuestros fraccionamientos y jamás tendríamos que ver a ningún obrero inconforme, lo llamaban “Seguridad para todos”. Las construcciones suponían una nueva reducción de los espacios urbanos, ya precarios por el mobiliario que fue necesario construir para controlar y detener el nivel del mar, un aumento en los impuestos tanto de los habitantes como de los ciudadanos y era todo un reto para la ingeniería levantar esas estructuras en menos de un año. Al tendríamos una sociedad mas dividida, donde la clase domínate estaría protegida de los motines de las clases obreras, y la población urbana en general podría controlar las cada vez mas comunes hordas de salvajes.